Presentación y ladrillo

Hola a todos!

Me presento, como suele ser lo habitual al entrar en un foro nuevo. Y lo hago plantando un señor ladrillo, que yo soy mucho de contar y que me cuenten batallitas. Pero bueno, no os obligo a leerlo, podéis si queréis saltar al final 😀 

Hace mucho que estoy interesado en todo lo relativo a la radio, diría que desde que tengo uso de razón.

Una de las primeras cosas que me hizo prestarle atención al mundo de las ondas fue el regalo por parte de mi abuelo de una pequeña y muy usada radio con onda corta, entre otros aparatos. Y es que tanto él como mi abuela siempre tenían a mano algún transistor mientras andaban por casa, y cuando se les estropeaba alguno me lo daban para que lo arreglara y me lo quedara yo, ya que me gustaba volver a darle vida a esos cacharros.

A veces sólo necesitaban una limpieza, otras no tenían falla alguna, y otros estaban destrozados. Pero esta pequeña radio de onda corta estaba perfecta. Le pregunte a mi padre que por qué tenía tantas líneas en el dial, y cuando me dijo que eso era para escuchar emisoras de otros países aluciné. Tomé por costumbre ponerme cerca de una ventana al caer la noche y escuchar todo aquel mundo “misterioso”.

Además, por esa época mis hermanas y yo teníamos unos viejos walkies para niños que funcionaban en CB, los típicos color beige de los 80, y los fines de semana solíamos escuchar a un señor que hablaba de radio. Era un auténtico maestro. Un día eran antenas, otro receptores, otro la caza del zorro, explicado de forma muy didáctica. Y al final del todo se despedía de un tal Miguel al que nunca oíamos (tampoco es que le diera nunca el cambio), y también de los “orejas”, que luego entendimos que se refería a los oyentes.

Esos walkies tenían un botón de Morse, y el código dibujado en el frontal. Me lo aprendi con 12 años, aunque “de aquella manera” (puntos y rayas…). Cuando descubrí que en la radio de onda corta a veces podía oír señales de telegrafía, aluciné. Pensaba que era algo muy antiguo, de películas del oeste. Y este acabó siendo mi interés principal en lo referente a la radio.

Pasaron los años y en el 95 mi padre me regaló una Grundig Yacht Boy 217, que conservo como nueva. Un par de años después descubrí en la biblioteca local un libro de Marcombo llamado “Manual del Radioaficionado Moderno”, de 1983. Ahí decidí que yo tenía que ser uno. Por cierto, ese libro lo conseguí usado hace unos 10 años, y es mi favorito sobre el tema, hasta tal punto que contacté hace años con uno de los autores.

Un compañero de clase me pasó unas fotocopias de lo que había que hacer y estudiar. Dichas fotocopias las tengo todavía, realmente manoseadas, les di un uso intensivo. Era el año 1998, año que también descubrí internet y donde me empecé a informar sobre la radioafición. También me sirvió para descargar diversos programas en MS-DOS para aprender CW, cosa que me sirvió para alcanzar cómodamente las 20 palabras por minuto.

En 2000, acudí un centro en Getafe (Madrid) donde me dijeron que daban clases gratuitas, y aunque fui solo una vez, lo pasé en grande, sobre todo porque practicamos telegrafía. Ahí me apunte al examen de entonces al ver que iba sobrado de conocimientos, pero no llegue a confirmarlo ni a pagar tasas. No tenía cómo ir, ni dinero, y ademas estaba en época de exámenes.

Lo fui dejando durante años. En 2006 me fui a vivir a Polonia durante un par de años. La recepción allí era una auténtica maravilla, a diferencia de lo que llega a mis receptores en Madrid. Me llevé una recién estrenada Sangean ATS-909 a la que le saqué todo el jugo. Ahí descubrí las estaciones de números. Las había escuchado durante años, soñando que eran mensajes en clave para espías… y luego resulto que en realidad eran precisamente aquello que imaginé. Grabé muchas de ellas, con mensajes completos.

A la vuelta, en 2009, por fin me presenté al examen y obtuve mi diploma de operador (a mi pesar, sin prueba ya de telegrafía). Y ahí quedó esperando, ya que por entonces al venir a España tenía que empezar de cero, buscar trabajo, un lugar donde quedarme, etc. Más adelante vino mi hijo, y los años pasaban. Ocasionalmente y cuando tenía un hueco y ganas me ponía la Sangean, o directamente me iba a una SDR online. Eso a compartir el poco tiempo libre con la retroinformática, que también me ha apasionado desde hace décadas.

Y llego el apagón. Al día siguiente, mi hermana menor me dijo que ella y la mayor estaban interesadas en el tema de la radio, ya que ambas frecuentan grupos de montaña y rescate, y me pidieron información de lo que es legal y no conseguir, y de las posibilidades de cada tipo de transceptores. Yo me puse también a volver a mirar todo de nuevo, y cuál fue mi sorpresa cuando me enteré que habían facilitado mucho el tema de las licencias. Resulta que con el diploma en la mano era cuestión de un rato y online conseguir el ansiado indicativo. Y era para siempre, nada de andar cada cierto tiempo confirmando que quería seguir con él. Pues me dije allá voy.

Justo ayer mi hermana pequeña ha aprobado el examen también, y en breve tendrá su EA. Ademas, andamos picando a mi padre. En fin, que me alargo mucho.

Ahora tengo un Yaesu FT-65 que compré para ir experimentando y aprender nociones de configuración para repetidores.

Pero mi interés principal sigue ahí, el CW en HF. Eso y las tarjetas QSL físicas, que me parece algo muy bonito, aunque ya he visto que no se estila demasiado y hay otras opciones digitales.

Por lo demás me pierdo un poco en cosas recientes. Estoy estancado en el siglo XX… Cosa que podréis imaginar, ya que el libro del que prácticamente he aprendido todo es uno de 1983.

Aquí estaré para ayudar en lo posible, y ser ayudado, que tengo muchas ganas de aprender todo lo que pueda, todo ello intentando poner en práctica los valores de lo que debe ser un radioaficionado, de cortesía y empatía.

Un saludo a todos, y gracias por aguantar esta parrafada a los que hayáis llegado hasta aquí!

Luis - EA4IKP